El pasado 6 de abril, organizamos un concierto de marchas de Semana Santa, “Tradición, Cultura y Fe“. Con la ayuda del colegio, se celebró en la parroquía de la iglesia. Contamos con la presencia de la Agrupación Musical El Fénix de la Esperanza de Leganés.
Si no pudiste asistir, aquí te dejamos una pincelada (más abajo se encuentran unos cuántos vídeos).
Durante los tres primeros siglos los cristianos celebraban la Semana Santa de forma discreta, a menudo ocultos en sus viviendas. Esto cambió cuando en el año 313 el emperador Constantito despenalizó la práctica del cristianismo. En la Jerusalén del Imperio Romano se realizaban procesiones de Semana Santa en las que ríos de creyentes recorrían en fila y entre cánticos los lugares santos.
Esta práctica gustó entre los fieles que visitaban la ciudad y pronto se extendió por todo el mundo cristiano donde se celebraban las procesiones generalmente con recorridos que, al no tener allí los lugares santos, unían dos iglesias.
Aquí en España se tiene constancia de procesiones ya en la España visigoda, entre los años 500 y 700, muy parecidas a las del Domingo de Ramos de hoy en día.
Por toda Europa se celebraban procesiones de este estilo que fueron evolucionando añadiendo las cruces guía, los cirios o las imágenes. El desarrollo de las procesiones ha recaído históricamente en las cofradías, la más antigua de España es la de Nuestra Señora de San Antolín en Zamora y data del año 1.072 y poco después en el 1.085 surgió en Toledo la segunda, fundada por Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Ambas se han mantenido en actividad hasta la actualidad, ya casi 1.000 años después.
A mediados del siglo XVI, durante el concilio de Trento, la iglesia católica recomendó expresamente dar culto a las imágenes sagradas, especialmente aquellas que representaban la pasión de Cristo, pues provocaban en muchos fieles una experiencia religiosa intensa. También llamaban a promover la caridad y la penitencia, cosas que las cofradías en España ya llevaban haciendo muchos años antes. Poco antes del concilio, en época de los Reyes Católicos, el Cardenal Cisneros ya había realizado una serie de cambios profundos en la iglesia, y en una época en la que muchos nos sabían leer ni escribir, había impulsado el evangelizar a través de los pasos de la Semana Santa.
El concilio de Trento hizo que la imagen se convirtiera en el centro de la devoción de la Semana Santa española. A consecuencia de esto surgen en España numerosos artistas y talleres escultóricos de enorme calidad y se especializan en la creación de imágenes de madera encargadas por las cofradías.
Todo esto asoció de manera definitiva a España la celebración de la Semana Santa tal y como la conocemos. Coincidió además con nuestro siglo de oro y la expansión del imperio español, con lo que llevamos a medio mundo no sólo nuestra Fe sino también nuestra forma de celebrar la Semana Santa. Fruto de esa herencia hispánica hoy en día se celebra la Semana Santa a la española aquí en Europa en España y Portugal, en partes de Italia como Nápoles o Sicilia, o en el Rosellón francés. En el continente americano en casi todos los países hispanoamericanos y en Asia en Filipinas.
En el siglo XVIII existían en España más de 25.000 cofradías y un número muy similar en América. Fue en este siglo cuando se introdujeron los últimos cambios en el ritual y la idiosincrasia de las procesiones, introduciendo el canto de saetas y la incorporación de las bandas de música, de tal manera que hoy en día vemos unas procesiones muy similares a las que se veían hace 170 años.
Nuestras tradiciones pascuales son famosas en todo el mundo, son momentos de gran sentimiento popular. Es difícil no emocionarse ante una multitud en silencio sepulcral o tamborradas que duran días, ante filas interminables de antorchas, tallas centenarias de gran belleza y realismo que salen unas al encuentro de otras, bandas de música que hacen bailar los pasos o cantos de saetas que hacen contener el aliento. Cuando dentro de una semana estemos viendo alguna procesión en Madrid o en nuestro pueblo, recuerden que es una tradición milenaria, señal de identidad de nuestra cultura y nuestra Fe.
Cerca de Ti Señor
Dios está aquí
A mi Nazareno